Cuando era pequeña, después de reuniones en las que solía haber mucha gente, cuando por fin volvía a reinar el silencio, sobre todo de noche, en mis oídos sentía acúfenos. En aquella época yo ni siquiera sabía cómo se llamaban, pero sí recuerdo haberle comentado un día a mi madre que sentía ruidos raros y pitidos cuando había silencio y que ella me dijera que eso era porque había oído hablar demasiado. Aunque exactamente esa no fuera la razón, la intuición de mi madre no iba desencaminada y, en su momento, aquello me sirvió de explicación plausible: cada vez que me pasaba, yo me hacía consciente de que me había expuesto demasiado a las voces de la gente. Pero nunca pensé que podría ser porque tuviera hipersensibilidad auditiva: sencillamente, lo normalicé. Imagino que me pasó con cualquier otro sonido o ruido: podía deducir que había vivido una sobreexposición, pero atribuía las consecuencias a un exceso de socialización, no a una hipersensibilidad auditiva . Tal fue así, que hasta...
Este es el blog de una chica autista diagnosticada en la adultez. El autismo es pasarse el videojuego de la vida en Modo Difícil. Si quieres descubrir cómo se vive con autismo, adéntrate en las profundidades de este blog. Puedes escribirme si lo consideras necesario.