No tener diagnóstico nunca impidió que me sintiera diferente , ni que fuera consciente de que no encajaba a nivel social con el resto. Deduje desde siempre que se debía a una falta de aprendizaje por mi parte y no escatimé en esfuerzos con tal de obtener ciertos logros, mientras con la mirada puesta en el futuro vislumbraba la creencia esperanzadora de que todo mejoraría, porque me sentía capaz y nada iba a poder conmigo, ni siquiera la mala suerte de toparme con la gente equivocada. A fin de cuentas, tan solo era una persona introvertida e independiente con malas experiencias sociales, mucha vida interior y mucho apego a la soledad. Mis esfuerzos se centraban en modelos de socialización , pero nunca mi observación y mi aprendizaje iban enfocados a cambiar aspectos de mi personalidad o mis intereses ni a ocultarme. Aunque tratara de mantener mi autenticidad, no me percaté de que ser fiel a uno mismo no te exime de moldear tu propia máscara . Fui consciente cuando llegué a l...
Para este mes tenía prevista otra entrada, pero acontecimientos recientes de una familia muy querida para mí me han llevado a escribir lo que vais a leer a continuación: Se habla seguido de cómo las personas autistas disfrutamos mucho de nuestra soledad y de que no somos tan sociables como otras personas. De lo que no se habla tanto es de cuando esa soledad que experimentamos no es deseada, porque, sí: a muchas personas autistas nos pasa que queremos tener amistades, pero no las encontramos . Desde pequeña siempre he tenido una gran conciencia de ser diferente al resto e intuía que era por ello por lo que la gente no me quería demasiado a su lado. Por fortuna para mí, siempre tuve claro que el problema no era mío : no me cansaré de repetir que muchos no tenemos dificultades de comunicación ni de interacción social como tal, sino que nos manejamos de forma distinta y fallamos en intentar hacerlo como la mayoría. Pero claro, decir eso y quedarse ahí sería demasiado reduccionis...